La vuelta al mundo más dramática

Tengo una sensación de vértigo increíble. No, no tomé ninguna droga, ni bebida alcohólica. Tampoco fumé algo raro ni me inyecté líquidos extraños en la sangre. Simplemente volví del parque de diversiones de subirme a varios juegos que dan vueltas o suben y bajan de golpe. No soy maricona, pero al lado de mi acompañante (mi hermanita menor) soy una maricona al cuadrado. De todas maneras no viene al caso, porque no tiene sentido hablar de cómo me puse cuando me subí al famoso barco pirata. Que sensación más desagradable, es como que mil bolitas de ácido estén golpeando el estómago. O esa sensación de mariposas en la panza, pero en vez de mariposas son abejas. En fin, pensé que era miedosa. Pero me han pasado.
Resulta que luego de haber ingerido alimentos a base de grasas jugosas ricas para el paladar (llámese hamburguesa con papa fritas), con mi hermanita nos dirigimos a la vuelta al mundo, que es un juego tranquilo. Se puede observar el paisaje y ver a la gente como hormiguitas de colores. Como fuimos nosotras dos, y dentro del compartimiento de la vuelta al mundo entran más personas, compartimos la vuelta al mundo por unos minutos con una familia. Madre, padre y dos hijos de edad que no llega a la docena de años (Era más fácil decir 12 años, pero me gusta complicarme). El único problema era que el mastodonte de cuarenta años del padre sufría de vértigo. Digamos que no es lo mejor cuando una persona sufre de vértigo, subirse al juego en cuestión. Menos si el padre se preocupa por el pequeño hijo.
Voy a pasar a relatar la situación que vivimos con mi hermanita en tres vueltas al mundo en diez minutos:
Primera escena: Padre grandote, apariencia patovica, se sube al compartimiento y acto seguido se transforma su cara de felicidad por una cara de “me quiero bajar pero me la tengo que bancar”.
Segunda escena: Padre grandote, apariencia patovica con cara de “me quiero bajar, no me importa si no me la banco” agarra a sus dos hijos de los brazos y se sostiene del caño del medio del compartimiento y dice: “¿Para qué me subí?”
Tercera escena: Padre grandote, apariencia semi patovica con cara de “necesito bajarme” empieza a ponerse relativamente histérico con que se mueve el compartimiento por causa del viento, mientras suplica a su hijo menor que por favor no se moviera cuando el hijo NO se estaba moviendo.
Cuarta escena: Padre grandota, apariencia a bebé desprotegido con cara de “sáquenme de acá urgente” se lamenta la desagradable situación de haberse subido al juego y afirma que no le daría miedo agarrarse a trompadas él solo con la barra brava de boca.
Quinta escena: Padre grandote, apariencia a  bebé prematuro, se calma porque piensa que el juego se termina, pero no. Una vuelta mas y repite la cuarta escena.
Sexta escena: Padre grandote, apariencia a bebé prematuro en vías de mejorarse (porque por unos minutos vio piso cerca de sus pies) empieza a sostenerse nuevamente del caño a lo que simplemente le pregunto, una vez en las alturas, “¿Querés bajar, te abro la puerta?
Séptima escena: Padre grandote, apariencia rara. Rostro color blanco y labios morados, comienza a temblar de frío y a invocar el nombre del dios de los parques de diversiones que termine esto pronto, porque el compartimiento es re inseguro y necesita que sus hijos estén a salvo.
Octava escena: Padre grandote, apariencia a persona descompensada, pega un grito a mitad de camino pidiendo bajarse, llegando a tierra firme, el compartimiento sigue de largo y da una vuelta más.
Novena escena: Padre grandote, apariencia loco demente le grita a sus hijos que no se muevan (nadie se movía) y les aprieta el brazo fuertemente para que no se cayeran.
Décima escena: Padre grandote, arrepentido por el conjunto de escenas ridículas, pide disculpas a sus hijos y a nosotras por habernos dado un show innecesario y se baja del juego mareado una vez que el compartimiento estaba parado.
Uff… un show increíble. Convengamos que fue algo divertido pero un poco raro. Lo más curioso fue que luego de saludar a la familia, fuimos a hacer la fila para entrar a una montaña rusa, y a que no saben a quién me encontré en la fila. Al padre grandote de apariencia patovica

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo algunas teorías sobre porque encontraste a ese hombre en la cola de la montaña rusa:
1. Para reivindicar su imagen ante el mundo.
2. Es mazoquista, y de los buenos, con una leve tendencia sado.
3. Es un GRAN padre que acompaña a sus hijos en las buenas y en las malas.
4. No tiene la más puta idea de lo que es una montaña rusa.
5. Tenía ganas de vomitar y con sus dedos no llegaba al fondo de su garganta.

Se me ocurren algunas más, pero tengo sueño.

Ferka

Re-p dijo...

Ja!Ja!Ja! como cada uno saca sus propias conclusiones... yo creo que era el primer juego "loco" que se subía.

sele dijo...

NI loca PERO NI loca sabelo jajaa estoy con el pobre hombre jajaja

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