El ciego superdotado

Siempre que voy a escribir, o contar algo, pienso si es conveniente. Sinceramente observo cosas que merecen ser contadas pero me pregunto si la gente creerá lo que relato. Créanme que dudé mucho en publicar esta historia, y calculo que va a ser una de las pocas veces que desvalorice a una persona de esta manera. Primero, la desvalorizaré por persona con pocos modales éticos, y segundo, por “estúpido”.
El escenario es el colectivo, y creo que algunos ya se estarán dando cuenta por donde viene la mano. Resulta que este año tenemos una materia interesante en la facultad, pero se puede convertir en tu peor pesadilla. Taller de televisión. Junto con unos compañeros estuvimos realizando una planilla que por motivos varios tuvimos que hacerla como siete veces. No importa por qué, solamente se apagó la computadora y no había guardado el archivo, así que no importa que tan poco tecnológica pueda ser a veces.
Terminamos tarde el trabajo, esperar el colectivo en barrios donde es mejor que ni tu sombra se pasee por ahí, es medio denso. Sobretodo cuando pasa un borracho que viene con una botella de alcohol etílico en la mano y te pide una moneda para comprarse otra botella de alcohol etílico pero esta vez saborizada. Después de unos largos minutos se digna a llegar el colectivo, luego de que pasaron cuatro por un ramal, tres por el otro y justo el ramal correcto está fuera de servicio. Cuerpos cansados y mal humorados ocupan hasta el más chico lugar del poco espacio que hay disponible donde lo único que se puede hacer es  oler el aroma a perfumes varios gastados mezclados con transpiración humana más el olor al borracho que se subió con la botella de alcohol etílico.
Unas cuantas paradas más se sube una señora de edad avanzada que merecía viajar sentada. Pero ustedes sabrán, cuando pasa eso todos se hacen los dormidos. Inmediatamente, cuando veo que todos se hacen los tarados, veo a un hombre, de unos 25 años que sacó un libro. Ahora bien, vamos por paso a la secuencia siguiente. La señora, que obviamente no quiso armar escándalo, se quedó parada. Acto seguido observo todos los “ancianos” de 25 años sentados en los asientos con prioridad y me acerco a uno de ellos. Grande fue mi sorpresa cuando vi un muchachito, de traje y corbata, leyendo un libro de “olheoC oluaP”. A lo que y o pensé: “O el pibe es superdotado que puede leer al revés, o tiene el libro dado vuelta y esta leyendo algo de Paulo Coehlo. Evidentemente, mi cerebro todavía funciona y captó rápidamente que el muchachín en cuestión estaba distraído apropósito. Entonces me acerco y, reconozco que de muy mala manera, le digo al superdotado capáz de leer al revés: “Disculpá que interrumpa tu maravillosa lectura, ¿No ves que hay una señora que necesita el asiento?”. Reconozco que hay veces que no debo abrir la boca y dejar la humanitaria para otro momento, este era el caso. Pero bueno, siempre me llamó la atención el tema de la justicia (y sin sonar insensible, ¿Dónde quedaron los modales?) El pibe este me mira fijo a los ojos, ¿Vieron esa mirada que mata? Bueno, peor aún (yo creo que me hizo alguna brujería) y me dice: “No, no ves que soy ciego” (obviamente el tipo no era ciego, si no juro que me humillaba en público por semejante patraña social) entonces le dije: “No, no veo… también soy ciega”. Lo mas gracioso del tema es que a medida que el tipo transformaba su cara, la gente empezaba a prestar atención y la señora que estaba parada junto al hombre gritó: “Si gente, es ciego… está leyendo el libro al revés” El colectivo entero estalló en carcajadas. El chico se mimetizó con la camisa bordo que tenía puesta y no hizo más que dejarle el asiento a la señora. Dos paradas después el muchacho se bajó.
¿A qué voy con todo esto?, y espero que suene creíble, los modales siguen estando arriba del cansancio.
Lo curioso de todo esto es que no sabía que existían ciegos superdotados capaces de leer libros comunes y encima al revés.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Debo admitir que cuando lei "El ciego superdotado" me asuste, dije, mierda que paso? el ciego se desnudo y venia bien equipado o que?
Despues dije pobre ciego, esta le anda publicando sus intimidades. Por suerte resulte ser un mal pensado y era otra cosa.
En fin esta estubo muy buena, si fuese el tipo me mataria.

Beisto

Anónimo dijo...

Que la gente... perdón, la "gente" se hace la estúpida cuando sube alguien que necesita el asiento no es nuevo, pero no se porque hoy se ve más ¿U hoy lo veo más porque antes era parte de esa "gente"?
Yo, estimada, soy de los que van leyendo en la calle, tanto cuando salgo con mi auto como cuando viajo en colectivo, pero no recuerdo alguna vez que me hayan tenido que golpetear el hombro con fuerza (porque en esos casos, siempre te lo golpetean con fuerza) para decirme: "nene, dajá sentar a la señora". ¿Y si muchas veces, por estar enfrascado en un libro, no dejé sentar a una embarazada o a una madre con su bebé en brazos? ¡Ay!... Acabás de crearme un complejo de pseudo-culpa.
(¡Grrrr!)

Ferka

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